En su especialidad de encuadernación y restauración de libros logra un trabajo pulcro y meticuloso.
Ingresar al taller de Carola, en Santiago Centro, fue como llegar a un lugar familiar, rodeados de paredes que anclan una serie de grabados. Y en su lugar de trabajo estanterías repletas de libros, entre ellos, una colección de la editorial Nascimento. Sin alardes, Carola habla de su estudios de diseño y de su viaje a Barcelona para trabajar y estudiar. En ese periplo se encantó con la encuadernación. “Tuve como profesoras a Hélène Genvrin (francesa) y a Begoña Cabero (española), fundadora y profesora de la Escuela Charnela Encuadernación.
Su trabajo es meticuloso, detallado. Al recibir un pedido de restauración se preocupa de hacer una investigación de la materialidad (papeles y sustratos), técnica, y tonalidades, usadas al momento de la impresión. Para luego ver cómo recuperar y restablecer su semblante (tapa dura o rústica) e interiores, lo que implica eliminar las huellas propias del paso del tiempo y de la humedad (manchas de moho). Aunque aclara que lo más difícil es eliminar los rastros del scotch. Este proceso requiere de un riguroso estudio previo y de seleccionar los materiales apropiados para ejecutar una aproximación al original. “La restauración debe ser honesta. No pretende ocultar el proceso mismo de restauración, sino más bien recuperar la estética y funcionalidad del libro de la manera más respetuoso con su esencia”.
Cada paso es un ritual de perfección y de prolija acción. Carola es parte de una comunidad que rescata la memoria, a través de un objeto tan noble como el libro impreso. Bibliófilos, filólogos, académicos, coleccionistas, libreros…son los que demandan su valioso papel como restauradora de la memoria.